Eva Marín revisa de forma crítica el escenario del paisaje de montaña como construcción de la épica nacionalista en el ámbito catalán. Analiza cómo se ha instrumentalizado el espacio de la montaña desde la política, perpetuando representaciones arquetípicas de exaltación patriótica y de dominación propias del romanticismo y del renacimiento. Marín reflexiona sobre cómo esta visión uniformadora e idílica no deja espacio a otras formas de mirar y representar el paisaje más complejo y heterogéneo.
Desde la experiencia autobiográfica, explora las tensiones y distancias entre la instrumentalización institucional y las vivencias del paisaje a través de la práctica del excursionismo, que revisa desde una mirada vital y feminista. Así, Marín se fija en cómo las cimas de las montañas han sido también objeto de presentación de otros relatos, menos patrióticos y más emancipadores.