En el mundo global, una era de la información en la que el flujo comunicacional es central, vivimos cada vez más pendientes de las redes, pero la hiperconectividad, paradójicamente, provoca un efecto de aislamiento que nos hace remitir al propio yo, tanto en el plano psíquico como en el físico.

El cuerpo se convierte entonces en un territorio de investigación en el que reconocemos a los demás que nos habitan y emerge el deseo de mostrarnos como ese otro ubicuo, alimentado por las posibilidades infinitas que ofrecen las redes. Porque en el paradigma de la extimidad, la pantalla deja de ser una imagen espejo para convertirse en un imaginario activo fragmentado, cambiante y plural, que ya no es una resistencia reactiva a las fantasías del cuerpo, sino que se convierte en parte de un programa de fantasía para explorar estados desconocidos.

Los artistas Teemu Mäki, Mengwen Cao, Isa Fontbona, Francesca Steele, Itziar Okariz y Ricardo Muñoz plantean cuestiones sobre identidad, ya sea el aspecto físico, la orientación sexual, el género o las actitudes sociales así como las dudas existenciales a las que nos enfrentamos en el ejercicio diario de pensarnos. Muestran aspectos de la intimidad, mayoritariamente de carácter autorreferencial, para llevar el imaginario al plano real en acciones subversivas que desafían los atributos que nos definen socialmente.