El aumento de la capacidad de computación y el uso de redes neuronales convolucionales (CNN – Convolutional Neural Networks, una clase de red neuronal profunda comúnmente aplicada en el análisis de imágenes) han favorecido y acelerado el desarrollo de nuevos escenarios que posibilitan el acceso a grandes cantidades de imágenes.

Las exposiciones “Revolutionary Arkive: The eye-machine is watching” (2018) y “Mnemosyne 2.0: Cartografías computacionales de la memoria visual” (2019) de Pilar Rosado, apuntan a la íntima interrelación entre la producción de imágenes, la iconicidad y la cultura. La genealogía de estos intereses se remonta al historiador del arte y la cultura Aby Warburg (1866-1929) quien, con su Atlas Mnemosyne, formado por una colección de imágenes y escaso texto, pretendía narrar la historia de la memoria de la civilización europea, considerando que las imágenes por sí mismas y en su relación mutua generan un espacio de pensamiento. En este sentido, las instalaciones pueden verse como un ejercicio de reposicionamiento de las ideas de Warburg utilizando herramientas de siglo XXI (CNN, ResNet-50 y algoritmos como t-SNE) con el objetivo de ampliar el debate sobre las nociones de patrimonio visual colectivo y su papel en la cultura. En las exposiciones presentadas, la posibilidad de abarcar el contenido visual total de una colección nos permite considerar una información a la que no tendríamos acceso analizando sólo las partes, además, se establece un diálogo de cocreación en el que se superponen los estereotipos visuales de la autora con los patrones visuales que detecta el algoritmo en los grandes grupos de fotografías analizados. Estas metodologías, que anticipan los archivos fotográficos del futuro, nos abren nuevas vías para el diálogo con el pasado y prometen iluminar muchos aspectos de la historia y la evolución de las imágenes.