A los cincuenta años del legendario año que lo revolucionó todo, su importancia aparece devaluada en los medios, que casi no han mencionado el aniversario y, aún menos, han celebrado las agitaciones y el espíritu utópico que lo caracterizó.

Al margen de esta devaluación, pronunciada por un poder con más recursos represivos y una sociedad menos tolerante con cualquier protesta que se califique de «radical», «violenta» o «rupturista», el año 68 sigue teniendo significación en muchos ámbitos que no eran tan obvios, pero que están relacionados, por ejemplo, con la manera en que recordamos aquel año y sus escenarios. Nos referimos al mundo de la imagen, la fotografía, el cine y la televisión, y a las nuevas maneras de captar imágenes, mostrarlas, comentarlas y distribuirlas, incluso en redes de prensa independiente. Imágenes que nos explicaron la guerra de Vietnam, la invasión rusa de Checoeslovaquia, las manifestaciones de París, México, Chicago o Ámsterdam.